Pensarías que después de todas las horas que había
pasado con 'el―viéndole hablar y reír y ponerse ceñudo―sabría todo lo que había que saber
sobre sus labios. Pero no me había imaginado qué cálidos se sentirían presionados contra losmíos. O cómo esas manos, que podían preparar la más intrincada de las trampas, podían
atraparme con la misma facilidad.
pasado con 'el―viéndole hablar y reír y ponerse ceñudo―sabría todo lo que había que saber
sobre sus labios. Pero no me había imaginado qué cálidos se sentirían presionados contra losmíos. O cómo esas manos, que podían preparar la más intrincada de las trampas, podían
atraparme con la misma facilidad.